No soy
No soy autodidacta; muy al contrario, he contado con estupendos profesores
De todos ellos me quedé con lo que me pareció más interesante. Nombrar a todos los buenos es imposible, pero al menos nombraré a Enrique Torán, el que fuera responsable, durante mis años en la universidad, de que hoy entienda mejor el comportamiento de la LUZ.
No soy un viajero con cámara; tampoco soy un cazarrecompensas, no creo en los concursos, pero sí en que todo tiene su curso.
Creo en la creatividad, en la imaginación y en las miradas diferentes. Entiendo la fotografía y el vídeo como formas de comunicación, como caricias o bofetones que a veces nos agradan y otras nos agreden.
No soy un recién llegado, no me impulsan las modas y tampoco creo que todo lo nuevo sea admirable por ser «just iniciado«.
No tengo la mirada cansada, al contrario, me apetece buscar, jugar, alcanzar y, por fin, capturar la LUZ.
Entiendo la foto en color, solo necesaria cuando el color es el tema, y al revés: no busco el color cuando las líneas, las manchas y los puntos juegan delante de mí.
Me defino y me defiendo como un hombre detrás de una cámara, que cuenta cosas y que sigue mirando.